Juguemos a que yo soy el profe

¿Has jugado alguna vez con tu hijo a que él es el profesor?

¡Si ya has jugado a ser el alumno, alégrate!

Tu hijo ha disfrutado tanto de alguna clase que ha deseado imitar aquella experiencia y reproducirla contigo. Si tu hijo aún no te ha pedido que jueguen a que el es tu profesor, no te preocupes. Primero, porque no todos los niños son iguales.

Puede que algunos tengan clases maravillosas y aún así no quieran imitar una de ellas, puede ser cuestión de gustos, pero te animo a que lo invites a que jueguen a representar estos roles y que puedas disfrutar de las cosas que a tu niño se le ocurriría enseñarte si fuera tu profesor.

Darte cuenta de qué temas te quiere enseñar, de qué temas quiere hablar, como se para, como habla, como se mueve, qué palabras usa, qué tanta participación te permite, como interactúa contigo, siendo tu el estudiante, etc, hace que puedas entender qué piensa tu hijo acerca de la educación que está recibiendo. Por ejemplo, es muy usual que un niño no se queje de la maestra que lo regaña, pero si al jugar contigo a que él es tu profesor él te regaña, entonces es una oportunidad grande para que lo conozcas mas a fondo y le puedas preguntar ¿“te gusta cuando te regañan?”, ¿“lo hace muy a menudo?”, “¿lo hace con otros niños? ¿o solo contigo?”.

Ayudarlo a darse cuenta de las cosas que vive a diario le servirá para que él pueda escoger si son comportamientos que quiere que se repitan con otros, o si por el contrario sería mejor no imitar.